Retratos de escritores |
El clima de
Anna Oswaldo Cruz Al llegar a Barcelona Anna
Oswaldo Cruz se propuso retratar a los escritores de la ciudad, y, como
se puede ver por su excelente trabajo, lo consiguió, en un blanco
y negro tanto más estilizante cuanto funerario: “No hay nada
como la muerte para mejorar la gente”. Supongo que la elección
de ese gremio responderá a alguna simpatía, a alguna inclinación
literaria de la artista, porque es cosa sabida que los rostros de la gente
que escribe no tienen nada especialmente particular o llamativo, salvo
quizá el de Beckett, que de todas formas en su tierra natal ni
siquiera es insólito. Ni siquiera creo que la cara de nadie sea
fiel espejo de su alma, ni que uno, a determinada edad, sea responsable
de su rostro, como afirman un refrán y un famoso aforismo. Las
caras de la gente no son más que un campo de expresión,
y sus variaciones morfológicas, innecesariamente infinitas, una
prueba más de que la Naturaleza derrocha. Para la artista fotógrafa,
se trata de temas o modelos útiles para construir un clima elegante,
intimista, moderadamente dramático, cargado de una tensión
apacible, despojado de elementos ornamentales, el clima de Oswaldo Cruz. Primeros planos En estas imágenes
los modelos posan erguidos, en casi todas descansan sobre una misma silla
y un fondo gris, enmarcados en un recuadro rectangular. A veces están
algo inclinados hacia delante y tienen una mirada altiva. Por lo general
son rostros atractivos o tienen al menos una mirada profunda. Así
descritas, estas fotos no parecen traicionar la idea que todos tenemos
de un retrato clásico; podría decirse también que
están hechas con esmero (aunque en ocasiones los modelos la hayan
rechazado por no sentirse suficientemente atractivos).
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